Especula que algo queda: porqué la minería de tierras raras no es rentable en España (ni llegará a serlo)
Mina de tierras raras a cielo abierto de Mountain Pass (California, Estados Unidos) / Wikimedia Commons |
14.6.2023
En la era digital, los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la sociedad al informar, o al menos intentarlo, dando forma a la opinión pública. Sin embargo, los grandes conglomerados mediáticos se están viendo influenciados, ahora más que nunca durante el proceso de transición energética, por poderosas entidades corporativas vinculadas al sector de la gran minería.
Con una capacidad económica casi ilimitada para invertir en publicidad y patrocinio, el lobby extractivo busca un control adicional sobre los medios de comunicación cuya deriva siempre es la misma: minería o barbarie. La estrategia, desde luego no es nueva, y busca utilizar sus departamentos de relaciones públicas para establecer una nueva narrativa en torno a la minería presentando una imagen siempre positiva de sus operaciones, destacando la alta rentabilidad económica del sector y minimizando al tiempo los múltiples impactos ambientales y sociales negativos.
Es el caso de la minería de tierras raras, actividad que aunque ha ido acumulado fracaso tras fracaso a nivel español en enclaves como los existentes en Galicia o Castilla-La Mancha, ahora pretende relanzarse con un discurso artificial en medios afines al poder político más ultraconservador y, presumiblemente, más orientado al "todo vale" en pro del beneficio empresarial.
La realidad, sin embargo, es bien distinta pues si bien la minería de tierras raras quiere apuntarse por parte de la industria extractiva como el pilar fundamental para la fabricación de productos de alta tecnología, vehículos eléctricos y energías renovables estos elementos químicos son difíciles de encontrar en la naturaleza y se caracterizan por su distribución geográfica desigual. Y España, desde luego, en absoluto es un productor de clase mundial.
Aunque a nivel estatal nuestro país cuenta con depósitos menores de tierras raras en algunas zonas, la disponibilidad de estos recursos es muy limitada en comparación con otros lugares del mundo, de tal modo que ni siquiera figura entre los potenciales productores. Por otra parte, su extracción y refinado implica procesos muy costosos y de alta complejidad que requieren de tecnologías avanzadas y altos consumos de energía. Estos son dos factores clave porque contribuyen a encarecer la producción y dificultan de manera innegable la supuesta competitividad defendida por el lobby minero. Porque son la competencia de los productores internacionales y la volatilidad de precios los factores que establecen la situación y dificultan, en la práctica, la supuesta rentabilidad de la minería de tierras raras a nivel estatal.
Reservas mundiales de tierras raras (Fuente: Agencia Internacional de la Energía) |
En este sentido es China quien domina la producción y posee la mayoría de las reservas, que ha sido capaz de ofrecer a precios bajos gracias a su ventaja competitiva, asumiendo en el camino una serie de riesgos y problemas ambientales significativos debido a los químicos de alta toxicidad utilizados en el proceso extractivo y de manejo de los desechos.
Por otra parte, aunque la demanda de tierras raras sea creciente en un contexto de transición energética, su panorama está en constante evolución y a día de hoy se están buscando alternativas no solo a nivel de reciclado, que reduce la necesidad de nuevas minas, sino a través de empleo de tecnologías de mayor eficiencia y sostenibilidad en un nuevo horizonte que sin duda dificulta, aún más, la rentabilidad de la minería de tierras raras a nivel español, ya marcada por la limitada disponibilidad, el elevado impacto ambiental y social de la extracción, la competencia internacional, la volatilidad de precios y el cambio de paradigma. Para la industria extractiva, sin embargo, el mantra no ha cambiado: especula que algo queda.